Hola Bienvenid@ a mi Blog, donde quiero inspirarte y motivarte a hacer lo que amas, abrazando la esencia de quien eres, y todo lo que tienes para ofrecer a este mundo en tu viaje hacia la plenitud.
Mi nombre es Yira Vermenton, Dominicana, mujer feliz, amante de la vida y de mi libertad, disfruto hacer reír a la gente, vivo apasionada de la pasión y tengo un don especial de energía! Definitivamente todos tenemos dones, y energía es algo de lo que me dieron para regalar! Espero que cada vez que visites mi blog salgas totalmente energizad@. Soy casada y orgullosa madre de dos niños. Me dedico a ser Coach, Conferencista Transformacional, y Consultora de Felicidad Salud y Bienestar.
Hoy me siento feliz de estar viviendo alineada a mis pasiones y a mi propósito de motivar a la grandeza y la excelencia de vivir, presentar la felicidad como el camino y no como un destino, e inspirar a las personas a vivir fieles a su versión más auténtica.
Pero no siempre estuve en ese paraje de mi vida. Cuando cumplí mis 40 años, me encontré en el 80% de las personas cuya existencia era infeliz y totalmente fuera e propósito.
Me sentía realmente triste, atrapada en mi propia vida, no sabía hacia dónde tenía que ir y esa sensación me estaba consumiendo. Y aunque para mi la vida siempre había sido un despliegue de alegría y pasión, había despertado a mi peor pesadilla: tener que trabajar para ese cheque a final de mes. Algo a lo que yo siempre le había temido desde mis primeros años laborales.
Le verdad es que siempre he sido como un libro abierto, y sabía que pronto alguien en mi oficina, quizás mi propio jefe se daría cuenta de que me encontraba totalmente desenfocada y que ya no era esa ejecutiva eficiente y dedicada que solía ser. Ese pensamiento me avergonzaba y me aterrorizaba... tenía una reputación que proteger; pero al mismo tiempo no podía sentir una sensación de liberación al pensar en ello.
En mi cumpleaños número 40, en vez de estar celebrando con mi familia y amigos, me encontraba totalmente fuera de sitio, y por primera vez no disfrutando un viaje a Madrid, una ciudad que me encanta, porque me encontraba perdida en ese limbo profesional. Estaba en un viaje de trabajo, y sentía que no estaba siendo íntegra ni conmigo ni con la empresa. Recuerdo preguntarme: "pero qué hago aquí?" Nada de lo que había ido hacer parecía interesarme.
Al regresar de mi viaje, no pasó mucho tiempo hasta que mi jefe me llamara en su oficina para decirme de frente que no estaba contento con los resultados de mi viaje.
Como era de esperarse, me sentí totalmente avergonzada; pero busqué la forma más digna de salir de tan embarazosa situación, inventando la mejor excusa posible. Pero créeme...estaba devastada!
Salí de su despacho y me refugié en mi vehículo dónde lloré por aproximadamente una hora, antes de poder desahogarme por teléfono con mi madre y mi mejor amiga, contándoles la angustia que había estado viviendo hace unos 3 ó 4 meses. Después de eso, en efecto empecé a sentir un aire de liberación. Como si se me hubiese quitado un gran peso de encima. Fue un despertar. Fue reconocer que no estaba loca, y que había llegado el momento de encarar mi propósito. Sentí que había tocado fondo, y que desde ahí sólo había una dirección: hacia arriba!
Afortunadamente, no ignoré mi infelicidad por mucho más tiempo, y el reconocer que no estaba atrapada en ese trabajo, sino que estaba viviendo un proceso de transición, me hizo recuperar la ilusión de ir al trabajo cada día. Ya tenía un plan "B". Desde ese momento comencé el proceso de reingeniería necesario que me ayudó a aclarar cuáles eran mis pasiones, lo que me ayudó a reafirmar que realmente estaba OK el sentirme perdida; que no estaba sola, y debía desprenderme de esos pensamientos egocéntricos que me hacían sentir avergonzada. En ese momento tuve la claridad de que todos tenemos un propósito, y que encontrar el mío había sido una bendición; para mí y para todas aquellas personas cuyas vidas habría de tocar persiguiendo mi propósito.
Tuve que deshacerme de muchas creencias limitantes para poder diseñar una vida en la que pudiera apoyar económicamente a mi familia, haciendo lo que amo.
Fue ese proceso de reinvención el que me llevó a donde estoy hoy. Mirando hacia atrás, creo que ese período pudo haber sido diagnosticado por algún psicólogo como una "depresión". Yo no le pongo nombre y rechazo ese elemento de mi vida. Sólo se que fue la parte más oscura de la noche antes del amanecer. Y hoy, me siento totalmente agradecida de estar viviendo mis pasiones y mi propósito.
Lo que me hace más feliz, es haber encontrado diferentes formas de ayudar a la gente a que también puedan descubrir sus pasiones y su propósito, porque es de todos el derecho y el privilegio de vivir una vida apasionada y en total plenitud.
Por eso apuesto por construir “entornos laborales felices”, ayudando a las empresas a alinear su misión y sus valores con el propósito y las pasiones laborales de sus empleados, ya que está visto que “la felicidad es la nueva productividad”; apuesto por impulsar una generación de emprendedores Empodera-Pasionados, que lideren negocios con un sentido de propósito. Negocios que se mantienen fieles a sus valores, creando riqueza, como resultado de una misión llevada a cabo con integridad; apuesto por erradicar la “crisis vocacional” en nuestros jóvenes, ayudándoles a encontrar su propósito desde temprana edad; en conclusión, decidí que dejaría la hotelería y el turismo, para dedicarme a la construcción! Decidi´que mi misión sería: "Ayudarte a construir un puente hacia tus sueños, derribando el muro de tus miedos". Porque vale la pena ser feliz!
Yira Vermenton
Consultora de Felicidad, Salud y Bienestar
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